jueves, 14 de agosto de 2008

Una historia de los lugares de saber

Una mirada global sobre los lugares de saber, su historia y su constitución a escala planetaria se impone: imposible en efecto acompañar la clusterización de los territorios y sus nuevas relaciones a los saberes y a la competitividad sin disponer de tales referencias espaciotemporales

I – Los saberes organizadores de los territorios

Como lo señala Christian Jacob (1) 1, uno de los primeros investigadores que se lanzaron a tal empresa, ¿cómo los saberes vienen a incrustarse, compartirse, “hacer lugar” y más todavía a circular en las redes? ¿Cuáles pueden ser las razones de los fracasos y los éxitos? Nos esforzaremos a retomar aquí sus principales análisis a través esencialmente de tres constataciones principales:
* Los saberes constituyen evidentemente en primer lugar un objeto simbólico (traza identitaria, signo de reconocimiento, valor de intercambio, instrumento de poder….) Ahora bien, como lo señala nuestro investigador, se manifiestan en una sociedad por las dinámicas espaciales especificas, un mundo particular de inscripción territorial, con todos los escenarios posibles en cuanto a su fijación o a su circulación. Es por haber desconocido tal dimensión que las colectividades territoriales no han podido asegurar el desarrollo de sus estructuras de enseñanza.
* Los saberes son a la vez el producto y el principio constituyente de las configuraciones espaciales de una geografía física, política, económica, lingüística o religiosa – o bien al contrario diferenciándose de ello totalmente. Las prospectivas territoriales que omitirán tomar en cuenta tal cartografía de saberes tendrán que revisar sus estrategias en materia de competitividad económica.
* Su circulación es evidentemente organizada a través de encrucijadas, relevos, vías, redes, centros y periferias. Pero al mismo tiempo, como lo sabemos, “hacen lugar” a través por ejemplo de las instituciones que los arraigan y que les ayudan a determinar sus esferas de influencia: es por haber descuidado esta constatación, sin embargo sencilla, que los responsables territoriales no han podido analizar los riesgos de la materialización de ciertos polos de competencias, y ello tanto en términos de interactividad como de difusión y así pues de expansión…

Conviene pues por ello interrogar los mecanismos puestos a punto en los aires culturales diferentes y bien evidentemente su traducción bajo la mirada de la sociología contemporánea. Imposible así imaginar los espacios de producción, de circulación y de puesta a punto de los saberes sin analizar rigurosamente los «mundos sociales» en cuestión (2) a través de la observación de la sinergia de los actores, la repartición de los papeles en un programa de investigación de partenariats múltiples.

Los CENT – de los que será ampliamente cuestión – deberán inscribir este concepto en el corazón de sus preocupaciones y todo «laboratorio vivo» además lo deberá tener en cuenta. Más allá de la sociología de las organizaciones, este modelo de los «mundos sociales» (2) coloca en efecto a los actores humanos y sus interacciones en el centro de la observación:
* declinación y puesta a punto de los saberes en contextos múltiples y evolutivos,
* implementación de la complejidad de los enlaces entre los principales actores y los agentes secundarios a menudo si esenciales a la realización
* definición de esferas de actividad y repartición de papeles

Hay así para Christian Jacob o Christiane Sinding un modelo operatorio importante que pone un acento paradigmático sobre:
* las dinámicas de la acción
* la fluidez de las interacciones y las configuraciones logísticas
* los intercambios y la circulación.

II – La inscripción espacial de los saberes

«Fundar, deslocalizar, circular, explorar, converger, desplegar una red, ir del centro hacia la periferia, actuar desde el centro hasta la periferia…» siempre han sido los vectores de una historia espacial de los saberes. A la hora de internet de las redes a banda ancha, ello es evidentemente más cierto que nunca hasta tal punto de ser hoy en día el corazón de la prospectiva tecnológica de los territorios. Los usos de la fibra óptica y el desarrollo de una economía basada sobre los saberes se encuentran pues y se encontrarán siempre más íntimamente ligados: materialidad de las vías de comunicación, dinámicas sociales de la circulación y de la elaboración de los conocimientos en línea, construcción de las configuraciones locales y regionales que son el reflejo y de las que la región Alsacia quiere elaborar hoy en día un referente europeo. Ello tanto en cuanto son las lógicas territoriales las que determinan hoy más que nunca la movilidad de los actores y la circulación de los saberes

Sabemos cuánto las regiones y las ciudades, en un momento dado, han encarnado una concepción más particular del saber y de la ciencia a través de la conjunción de las instituciones y de los instrumentos que ellas se proporcionaban y los proyectos sobre los que las instituciones territoriales acompañaban a sus investigadores y a sus empresas en una dinámica de agregación de sus iniciativas, una dinámica que une, atraviesa, recentra y vuelve a desplegar. Sucede lo mismo actualmente, tantas nuevas formas de disposiciones de saberes suponen espacios particulares de observación o de experimentación.

Estos territorios se han encontrado en la encrucijada de factores de casualidad múltiples:
* lugares de concentración de instituciones y de comunidades cuyas interacciones no aparecen siempre evidentes sin una voluntad especifica de sinergia.
* Lugares de atracción y de difusión múltiples como consecuencia de su historia y, lo hemos dicho, de su geografía
* Lugares donde se sella, por un tiempo, una alianza entre las agendas políticas como el de la construcción europea y donde los proyectos intelectuales y tecnológicos aparecen como las prioridades para su tiempo
Así de hecho, se trasforman en un laboratorio para los territorios del de mañana

Notas:

1 Se tomarán aquí varios puntos de su introducción en el libro publicado bajo su dirección «Lieux de savoirs. Espaces et communautés», Paris, 2007.
2. El concepto ha sido desarrollado ampliamente por Anselm Strauss y la sociología interaccionista de Chicago a partir de la observación de los mundos profesionales contemporáneos y sobretodo de los profesionales de la salud



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